Los conflictos forman parte de nuestra vida diaria, queramos o no siempre están a la orden del día. Algunos son graves y otros no tanto, pero lo importante es no minimizarlos sino enfrentarlos.
Pero ¿Cómo podemos hacerlo? La respuesta está en este artículo, donde te enseñaremos las claves más infalibles para abordar los conflictos laborales o personales con éxito. ¿Estás listo? ¡Vamos!
¿Qué son los conflictos laborales o personales?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que no es lo mismo un conflicto laboral que personal, hay una ligera línea que diferencia ambos términos. Los conflictos laborales están relacionados al trabajo, ocurren por desacuerdos y malos entendidos entre el equipo de trabajo.
Mientras que los conflictos personales son aquellos que se dan por roces o discrepancias con familiares, parejas, amigos o vecinos. Los conflictos personales pueden ser muy intensos y estresantes, ya que afectan nuestro sentido de identidad, autoestima y bienestar.
¿Cómo manejar los conflictos laborales o personales?
Si no sabes cómo enfrentar los conflictos ya sea en el trabajo o en el hogar, presta atención a los siguientes puntos claves para la resolución de problemas:
No te alteres
Mantener la calma es primordial para poder manejar los conflictos con éxito. Aclara tus pensamientos antes de decir algo a los demás o tomar cualquier acción. Cuando estamos bajo situaciones de rabia o estrés solemos decir cosas que no sentimos y que solo logran que el conflicto aumente la tensión y empeore.
Acepta el problema
Hay quienes cometemos el error de ignorar los conflictos o minimizarlos para no prestarle importancia, pero esto no está bien. ¿Por qué? Entre más tarde en arreglar la situación, el conflicto seguirá creciendo hasta crear mucha más tensión en el ambiente y las consecuencias pueden ser fatales. Así que, identifica el conflicto, acéptalo y trata de animar a los implicados a buscar una solución.
Comunícate y escucha a los afectados
Si eres uno de los protagonistas de la disputa, trata de escuchar a la otra persona afectada sin interrumpirla o juzgarla. Ponte en su lugar, escúchala y sé comprensible. Luego, explica tu punto de vista y sé sincero, no caigas en señalamientos, reproches o chantajes.
Pero, si solo eres un mediador de un conflicto entre dos personas o más, entonces, tómate el tiempo de hablar con cada una de las partes por separado. Escucha la versión de cada uno y no permitas las faltas de respeto, después reúnelos para hablar del conflicto.
Sé imparcial
Otro punto importante es ser imparcial, trata de ser lo más objetivo posible y no te parciales por nadie. Haz lo correcto y no te dejes manipular por otros.
Llega a un acuerdo
Los conflictos tienen un final y ese son los acuerdos en los que las partes involucradas quedan satisfechas. Evalúa posibles alternativas y piensa en aquella solución que podría dejar a los afectados tranquilos, para que poco a poco puedan retomar la cordialidad, generar confianza y reconstruir su relación.
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